2 abr 2011

El Café es Sublime

 
Cada día las tiendas de café del mundo reciben a miles de personas que llegan ávidas de una humeante y aromática taza de café.

El vapor de las máquinas de espresso , el zumbido de la leche cremándose , aromas de esencias, y fragantes pasteles hacen parte de una escena agitada que se repite cada dos o tres minutos y a veces puede durar hasta una hora a plena marcha.

Una vez confirmados los pedidos, el barista hace gala de sus conocimientos y diseña la bebida perfecta; la máquina, ha sido previamente calibrada y preparada, para hacer una equilibrada combinación entre temperatura y presión. Ahora la destreza del barista, permitirá que las bebidas se conviertan en una verdadera obra de arte.




En ocasiones algún cliente se percata del proceso de la preparación o al menos aprecia con detenimiento el resultado final. En la mayoría de los casos esto no tiene mayor significado para los clientes; para ellos, el cómo y lo que ocurre durante ese cómo no tiene sentido alguno si no va acompañado de otros factores que son partes del universo que hará que su estadía sea un placer para  volver a vivir

Cualquiera que sea la personalidad de una  tienda de café, sin importar mucho si está forjada con grandes sumas de dinero o más bien es modesta  - y se ha hecho a pocos-  lo que importa es que exista una filosofía clara con respecto al café como esa estrella, ese personaje que da vida y esencia a estos lugares, como el producto al que se le tiene gran consideración y respeto en su manejo.


Si no se tuviera esa claridad, ni la más pomposa bebida, ni el más atrevido diseño que haga para adornarla, tendría mayor sentido. El café es de por sí, el solo, el personaje que brilla y que buscan los amantes bebedores.

Las diferentes formas de sofisticación en su presentación y técnicas de preparación obedecen a una inercia competitiva con nuevas formas de creatividad, con el propósito de diferenciar unas tiendas de otras. A la vez forman nuevos conceptos culturales entre los clientes, convirtiéndolos en experiencias que se repiten y se disfrutan a partir de pertenecer a un grupo social determinado.

Todos aquellos detalles en estos lugares son importantes, necesarios  y son parte de la explicación de su éxito. Sin embargo, aún si la carta es básica y la oferta de servicio es justo - la adecuada,  sin exagerados malabarismos- un tinto servido a tiempo, caliente, fresco y proveniente de un café de buena  calidad es suficiente. Eso es lo que en realidad buscan estos enamorados seguidores del café, que  a diario hacen un paréntesis para disfrutar de los misteriosos encantos sublimes que él parece poseer. 


Por: RS ©

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