2 abr 2011

El espíritu del Café

El espíritu del café, se mueve y se ha movido desde hace mucho tiempo por todo los lugares del mundo, hasta convertirse en un personaje cultural que en cada lugar es como si estuviera como en su propia casa desde siempre.

Es curioso ver por ejemplo, la mención del café en un libro contenido en la biblia el de 1Samuel, quien habría ungido a David como rey sucesor. En (1Samuel 24,18) Cuando Abigail prepara un regalo para desagraviar a David en nombre de su esposo Nabal: “Entonces Abigail tomó luego doscientos panes, dos cueros de vino, cinco ovejas guisadas, cinco medidas de grano tostado, cien racimos de uvas pasas, y doscientos panes de higos secos, y lo cargó todo en asnos”…más adelante cuando Abigail enviudó, fue tomada por esposa por David.

En este libro, (la Biblia), café simbolizaría afecto, respeto y benignidad de unos con otros.

En estos tiempos digitales solo con escribir la palabra café en cualquier buscador de la red, se encuentran toda clase de sitios que hablan de una u otra forma y sin ninguna timidez, sobre este clásico brebaje.

En Colombia, se tiene dudas sobre su llegada exacta, sin embargo es el departamento de Santander la zona por donde se cree se introdujo. Fueron los jesuitas los que influyeron para que el café se adoptara comp. Arte de la cultura colombiana, comenzando a cultivarlo a través de penitencias dadas a los fieles por sus faltas.


Esto dio forma a una explotación agrícola cafetera cuyo presente es este, el de un país exportador, reconocido globalmente como uno de los productores del mejor café suave en conjunción con la voluntad de los cultivadores y las características de las tierras colombianas.

El café en Colombia, podría decirse que se percibe como un producto propio, como si hubiese estado siempre aquí. Su imagen es símbolo de trabajo, entrega, tesón, una familia que trabaja con sus manos, que lo hace dignamente; lo es también de calidez, amistad, alegría, pasión, honestidad, coraje y por supuesto calidad superior.

Estos valores describen a gran parte de los colombianos, pero la realidad nacional en cuanto al narcotráfico, incide en todas las esferas de la sociedad, y hablando ahora en el contexto de los cultivadores de café, especialmente los pequeños-que cuentan `para el cultivo de entre tres a cinco hectáreas-han tenido una variación de la percepción del deber ser, al tener una alternativa que satisface necesidades que por largo tiempo no han sido resueltas por parte de un estado ausente.

Los cultivos ilícitos proporcionan riquezas rápidas y mucho más elevadas que cualquier otra actividad agrícola legal, su proceso de cuidado es sencillo y cuentan con supervisión de los narcotraficantes. Se sabe por informes y estadísticas de las magnitudes económicas de esta actividad.


Muchos caficultores, sin formación académica, o en el abandono por parte de las instituciones del estado, sin adecuada asistencia médica y con pocas herramientas para hacer competitivas sus tareas agrícolas, debieron hacer parte de la mano de obra solicitada por los grupos al margen de la ley, que ahora participan en las actividades del narcotráfico y en general de todas las organizaciones afines al mismo.

Parece ser que esto ha dado lugar a nuevas escalas de valores tendientes a pensar y planear en el corto plazo, además de existir alrededor de estas actividades mucha presión y violencia. Estar por fuera de estos nuevos sistemas implica la posibilidad de enfrentarse a gente poderosa e  inescrupulosa, por lo menos en las regiones en donde el conflicto armado y el narcotráfico toman fuerza y conforman otro estado dentro del estado colombiano.

Hay que reconocer, que las políticas del país han mejorado –auque el motivo aún no sea exclusivamente el bien de las poblaciones de cultivadores menos favorecidas- la dinámica de los mercados y los acuerdos comerciales, han permitido, mejorar el apoyo y la presencia estatal en materia de seguridad incentivando el desarrollo de las actividades cafeteras.

 Foto: Panorámica de Consacá por página oficial del municipio.

Expertos señalan que los pequeños cultivadores no son tan productivos como los grandes y por eso el apoyo está diseñado para los grandes por naturaleza o por asociación.

La mejor estrategia por parte del estado, según estudiosos del tema, es mejorar las políticas de acompañamiento en las fases de cultivo y posteriormente en la comercialización, pero para dar solución de raíz a los problemas de violencia y narcotráfico en Colombia, el aumento de asignación presupuestal a los sectores de salud, educación e investigación serían contundentes.

Sin duda los cambios culturales que trae el narcotráfico son grandes, pero también es cierto que no se dan en todas partes ni en la misma medida; sin embargo van de la mano de los personajes a los que damos la facultad para decidir políticas y organizar el país.

No se trata con esto de concluir que todos la caficultores han sido permeados por el narcotráfico, empero, hay estudios que demuestran que en muchos de estos hogares, alguno de sus integrantes se ha desplazado a otras partes para trabajar en cultivos ilícitos, pero la actual actividad cafetera colombiana es estable y atractiva, hay cariño por el café, cosa que no es de sorprender, si se aplica en este punto, las atribuciones enigmáticas de ese espíritu que conquista está y es dentro de las costumbres de las personas. El espíritu del café es SUBLIME.


Por: RS ©

2 comentarios:

  1. Excelente reportaje. Muchas gracias por enlazar nuestro Banco de Imágenes Gratuitas. Le invitamos a ver nuestras nuevas colecciones. Saludos.

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  2. Gracias por el comentario. Tienen muy buenas imágenes en su página web.

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